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La oración que Dios no escucha

Podríamos entender este tema de la siguiente forma: orar es comunicarse con Dios y toda comunicación implica considerar de la otra parte su marco social e individual para que el mensaje se interprete como se quiere. En el lenguaje de Dios no es diferente, es necesario que la oración se ajuste a su pensamiento y sus prioridades: el Espíritu nos revela esto.

De no ser así es justo que Dios sea indiferente a muchas oraciones, mas esta indiferencia es una forma de advertencia y señal que algo va mal en nuestra vida que no nos permite orar de acuerdo a su voluntad. El hecho de que la Biblia haga bastante referencia al “cómo no orar” es porque precisamente Dios quiere responder a todas nuestras oraciones. Veamos algunas causas que interfieren con esta comunicación.

1.(Mt. 6:5-8) Cuando se usan vanas repeticiones o para ser vistos por los demás

En este pasaje Jesús juzga de hipocresía, refiriéndose al pecado de usar la oración para aparentar piedad, repitiendo frases que no provienen de todo el fervor del corazón, diciéndolas sólo por costumbre o pretendiendo ser elocuentes; la recompensa, en este caso, no es la respuesta de Dios, sino el mero aplauso de los demás.

La oración del cristiano debe ser auténtica en tanto que nuestro espíritu se quebrante al estar en la presencia de Dios, por lo que cada palabra provendrá del alma, del entendimiento y las convicciones. Seamos sencillos, Dios no considera la estética ni la cantidad de palabras sino de dónde provienen éstas.

2. (Lc 18:9-14) Cuando se ora con el corazón altivo

La oración jactanciosa del fariseo mostró que su corazón estaba apartado de Dios, no tenía idea de su propia corrupción, ni sentía alguna necesidad, se creía digno de que Dios le escuche y por eso nada recibió.

El único recurso que nos ha permitido comunicarnos con Dios es su gracia. Su espíritu produce en nosotros el deseo de orar o de ser más santos. Cuando Dios pide que oremos con un corazón humilde y quebrantado es para que entendamos que, siendo aún pecadores, podemos ir a él con confianza sabiendo que nos perdonará y que sin él no seríamos nada.

3. (Stg 4:3) Cuando no se tiene la intención de hacer la voluntad de Dios.

Probablemente hay ocasiones cuando oramos sin realmente querer que Dios intervenga porque quizás tememos que él tenga otro camino distinto a lo que deseamos o esperamos, que nos responda del modo que no queremos; o a lo mejor, si sabemos su voluntad, no estamos dispuestos a obedecerla y por eso Dios no nos responde.

Muchas veces nuestra voluntad no es la de Dios, pero él siempre tiene mejores planes u otras prioridades que con el tiempo sabremos que habían resultado ser más convenientes. Por ello debemos discernir con la palabra de Dios, para que su voluntad coincida con nuestros deseos. Confiemos, dejemos que él se encargue de todo.

4. (1 P 3:12) Cuando se tiene pecado en el corazón

El pecado eclipsa el discernimiento espiritual. Cuando el espíritu ya no predomina, lo hace la carne y las emociones, y no podemos saber lo que realmente es bueno para pedir a Dios. El pecado confunde porque muchas veces no se presenta como una maldad “pura”, sino que se fusiona con lo bueno aparentando ser justo.

La rectitud del cristiano es la prioridad de Dios, aún por encima de la sanidad o de la provisión material. Cuando confesamos y nos apartamos del mal empezamos a ver la vida como Dios la ve, pedimos correctamente conforme a su voluntad y Dios responde.

5. (Mr 11:24) Cuando no se ora con fe

Oramos sin fe cuando no creemos que Dios nos está escuchando o pensamos que no puede solucionar los problemas lo más natural como sobrenaturalmente lo requiera. Cuando caemos afligidos ante él y nos levantamos de la misma manera.

A veces nos surgen dudas aunque no queremos dudar, pero aún así debemos orar, porque Dios puede usar ese medio para aplacar nuestras dudas. La fe nos consuela cuando esperamos que Dios obre en su forma y en su tiempo. Hace que dejemos de preocuparnos, que estemos contentos con lo que tenemos y cual sea la situación en la que estemos aún podamos decir que Dios es nuestra fortaleza: la fe es sobrenatural.

Por todo esto, cuando estés pasando por momentos de dudas y no sepas cómo pedir o pienses que por tu pecado Dios no te va a escuchar, recuerda lo que dice la Biblia “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Heb 4:16). La voluntad de Dios es responder claramente a tus pedidos, a veces hay que esperar mucho tiempo, pero por nada esto es un retraso. Dios responde a cada uno de diferente forma, él sabe lo que necesitas y sabe cuando dártelo. Lo importante es que abandones todo lo que te separe de él, no pretendas cambiar nada con tus propios esfuerzos, sólo en Dios hay ayuda para nosotros. Debes ir a él tal como eres, dispuesto a hacer lo que te pida. Cuando comprendas más plenamente el amor de Dios, cuando tu mente esté centrada en Cristo, sabrás que la oración no es cosa de unos instantes, sino del transcurso de toda tu vida.

Doris Alcón, Mensaje de Paz

http://www.conpoder.com/la-oracion-que-dios-no-escucha/

Proverbios 19

Traducción en lenguaje actual (TLA)

El sabio oye consejos

1 Más vale ser pobre y honrado,
que ser necio y tramposo.

2 No es bueno actuar sin pensar;
la prisa es madre del error.

3 El tonto fracasa en todo,
y luego dice:
«¡Dios tiene la culpa!»

4 El rico tiene muchos amigos;
el pobre no tiene ninguno.

5 No hay testigo falso
que salga bien librado;
todo mentiroso recibe su castigo.

6 A los ricos les sobran amigos;
todo el mundo busca su amistad
por los regalos que dan.

7 Al pobre ni sus hermanos lo quieren;
¡mucho menos lo buscan sus amigos!
Cuando más los necesita,
no están para ayudarlo.

8 Si en verdad te aprecias, estudia.
Bien harás en practicar lo aprendido.

9 No hay testigo falso
que salga bien librado;
todos los mentirosos serán destruidos.

10 No hay nada más absurdo
que un tonto viviendo entre lujos,
y un esclavo gobernando a reyes.

11 Es de sabios tener paciencia,
y es más honroso perdonar la ofensa.

12 Cuando el rey se enoja,
grita como león furioso.
Cuando el rey está contento,
reanima como fresca lluvia.

13 El hijo tonto arruina a su padre,
y la mujer peleona
poco a poco arruina al marido.

14 La casa y el dinero
son regalo de los padres;
la esposa inteligente
es un regalo de Dios.

15 Tanto duerme el perezoso
que acaba pasando hambre.

16 El que respeta una orden
se respeta a sí mismo;
el que deja de cumplirla
dicta su sentencia de muerte.

17 Prestarle al pobre
es como prestarle a Dios.
¡Y Dios siempre paga sus deudas!

18 Corrige a tu hijo
antes de que sea muy tarde;
no te hagas culpable de su muerte.

19 Quien fácilmente se enoja
sufrirá las consecuencias;
no tiene caso calmarlo,
pues se enciende más su enojo.

20 El que oye consejo
y acepta que lo corrijan
acabará siendo sabio.

21 El hombre propone,
y Dios dispone.

22 Todo el mundo quiere tener
a alguien en quien confiar;
todo el mundo prefiere al pobre
más que al mentiroso.

23 Obedece a Dios y vivirás;
así dormirás tranquilo
y no tendrás ningún temor.

24 Hay gente tan perezosa
que hasta de comer se cansa.

25 El tonto sólo aprende
a través del castigo;
al que es sabio le basta
con sólo ser reprendido.

26 No hay hijo más malo
ni más sinvergüenza
que el que roba a su padre
y echa a la calle a su madre.

27 Querido jovencito,
si no aceptas la corrección,
te apartarás de los sabios consejos.

28 Un testigo malvado
se burla de la justicia;
su alimento es la maldad.

29 Para el malcriado, el castigo;
para el tonto, los azotes.

http://www.biblegateway.com/passage/?search=Proverbios+19&version=TLA

Mateo 25

Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Parábola de las diez vírgenes

1 Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo.

2 Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas.

3 Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite;

4 mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas.

5 Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron.

6 Y a la medianoche se oyó un clamor: !!Aquí viene el esposo; salid a recibirle!

7 Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas.

8 Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan.

9 Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas.

10 Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta.

11 Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: !!Señor, señor, ábrenos!

12 Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco.

13 Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.

Parábola de los talentos

14 Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes.

15 A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos.

16 Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos.

17 Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos.

18 Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor.

19 Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos.

20 Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos.

21 Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.

22 Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos.

23 Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.

24 Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste;

25 por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo.

26 Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí.

27 Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses.

28 Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos.

29 Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.

30 Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.

El juicio de las naciones

31 Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria,

32 y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.

33 Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.

34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.

35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis;

36 estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.

37 Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber?

38 ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos?

39 ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?

40 Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.

41 Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.

42 Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber;

43 fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis.

44 Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos?

45 Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis.

46 E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.

http://www.biblegateway.com/passage/?search=Mateo25%3B&version=RVR1960

SABIDURÍA

LA SABIDURÍA Y EL DESTINO HUMANO

CAPÍTULO 1

Exhortación a amar la justicia
1:1 Amen la justicia, ustedes, los que gobiernan la tierra, piensen rectamente acerca del Señor
y búsquenlo con sencillez de corazón.
1:2 Porque él se deja encontrar por los que no lo tientan,
y se manifiesta a los que no desconfían de él.
1:3 Los pensamientos tortuosos apartan de Dios,
y el Poder puesto a prueba, confunde a los insensatos.
1:4 La Sabiduría no entra en un alma que hace el mal
ni habita en un cuerpo sometido al pecado.
1:5 Porque el santo espíritu, el educador, huye de la falsedad,
se aparta de los razonamientos insensatos,
y se siente rechazado cuando sobreviene la injusticia.
1:6 La Sabiduría es un espíritu amigo de los hombres,
pero no dejará sin castigo las palabras del blasfemo,
porque Dios es el testigo de sus sentimientos,
el observador veraz de su corazón,
y escucha todo lo que dice su lengua.
1:7 Porque el espíritu del Señor llena la tierra,
y él, que mantiene unidas todas las cosas, sabe todo lo que se dice.
1:8 Por eso no podrá ocultarse el que habla perversamente,
la justicia acusadora no pasará de largo junto a él.
1:9 Los designios del impío serán examinados:
el eco de sus palabras llegará hasta el Señor,
como prueba acusadora de sus iniquidades.
1:10 Un oído celoso lo escucha todo,
no se le escapa ni el más leve murmullo.
1:11 Cuídense, entonces, de las murmuraciones inútiles
y preserven su lengua de la maledicencia;
porque la palabra más secreta no se pronuncia en vano,
y una boca mentirosa da muerte al alma.
1:12 No busquen la muerte viviendo extraviadamente,
ni se atraigan la ruina con las obras de sus manos.
1:13 Porque Dios no ha hecho la muerte
ni se complace en la perdición de los vivientes.
1:14 Él ha creado todas las cosas para que subsistan;
las criaturas del mundo son saludables,
no hay en ellas ningún veneno mortal
y la muerte no ejerce su dominio sobre la tierra.
1:15 Porque la justicia es inmortal.

Concepción de la vida según los impíos
1:16 Pero los impíos llaman a la muerte con gestos y palabras:
teniéndola por amiga, se desviven por ella
y han hecho con ella un pacto,
porque son dignos de pertenecerle.


CAPÍTULO 2

2:1 Ellos se dicen entre sí, razonando equivocadamente: "Breve y triste es nuestra vida,
no hay remedio cuando el hombre llega a su fin
ni se sabe de nadie que haya vuelto del Abismo.
2:2 Hemos nacido por obra del azar,
y después será como si no hubiéramos existido.
Nuestra respiración no es más que humo,
y el pensamiento, una chispa que brota de los latidos del corazón;
2:3 cuando esta se extinga, el cuerpo se reducirá a ceniza
y el aliento se dispersará como una ráfaga de viento.
2:4 Nuestro nombre será olvidado con el tiempo
y nadie se acordará de nuestras obras;
nuestra vida habrá pasado como una nube, sin dejar rastro,
se disipará como la bruma,
evaporada por los rayos del sol
y agobiada por su calor.
2:5 El tiempo de nuestra vida es una sombra fugaz
y nuestro fin no puede ser retrasado:
una vez puesto el sello, nadie vuelve sobre sus pasos.
2:6 Vengan, entonces, y disfrutemos de los bienes presentes,
gocemos de las criaturas con el ardor de la juventud.
2:7 ¡Embriaguémonos con vinos exquisitos y perfumes,
que no se nos escape ninguna flor primaveral,
2:8 coronémonos con capullos de rosas antes que se marchiten;
2:9 que ninguno de nosotros falte a nuestra orgía,
dejemos por todas partes señales de nuestra euforia,
porque eso es lo que nos toca y esa es nuestra herencia!
2:10 Oprimamos al pobre, a pesar de que es justo,
no tengamos compasión de la viuda
ni respetemos al anciano encanecido por los años.
2:11 Que nuestra fuerza sea la norma de la justicia,
porque está visto que la debilidad no sirve para nada.
2:12 Tendamos trampas al justo, porque nos molesta
y se opone a nuestra manera de obrar;
nos echa en cara las transgresiones a la Ley
y nos reprocha las faltas contra la enseñanza recibida.
2:13 Él se gloría de poseer el conocimiento de Dios
y se llama a sí mismo hijo del Señor.
2:14 Es un vivo reproche contra nuestra manera de pensar
y su sola presencia nos resulta insoportable,
2:15 porque lleva una vida distinta de los demás
y va por caminos muy diferentes.
2:16 Nos considera como algo viciado
y se aparta de nuestros caminos como de las inmundicias.
Él proclama dichosa la suerte final de los justos
y se jacta de tener por padre a Dios.
2:17 Veamos si sus palabras son verdaderas
y comprobemos lo que le pasará al final.
2:18 Porque si el justo es hijo de Dios, él lo protegerá
y lo librará de las manos de sus enemigos.
2:19 Pongámoslo a prueba con ultrajes y tormentos,
para conocer su temple y probar su paciencia.
2:20 Condenémoslo a una muerte infame,
ya que él asegura que Dios lo visitará".

Reflexión sobre el error de los impíos
2:21 Así razonan ellos, pero se equivocan,
porque su malicia los ha enceguecido.
2:22 No conocen los secretos de Dios,
no esperan retribución por la santidad,
ni valoran la recompensa de las almas puras.
2:23 Dios creó al hombre para que fuera incorruptible
y lo hizo a imagen de su propia naturaleza,
2:24 pero por la envidia del demonio
entró la muerte en el mundo,
y los que pertenecen a él tienen que padecerla.


CAPÍTULO 3

Destino de los justos y de los impíos
3:1 Las almas de los justos están en las manos de Dios, y no los afectará ningún tormento.
3:2 A los ojos de los insensatos parecían muertos;
su partida de este mundo fue considerada una desgracia
3:3 y su alejamiento de nosotros, una completa destrucción;
pero ellos están en paz.
3:4 A los ojos de los hombres, ellos fueron castigados,
pero su esperanza estaba colmada de inmortalidad.
3:5 Por una leve corrección, recibirán grandes beneficios,
porque Dios los puso a prueba
y los encontró dignos de él.
3:6 Los probó como oro en el crisol
y los aceptó como un holocausto.
3:7 Por eso brillarán cuando Dios los visite,
y se extenderán como chispas por los rastrojos.
3:8 Juzgarán a las naciones y dominarán a los pueblos,
y el Señor será su rey para siempre.
3:9 Los que confían en él comprenderán la verdad
y los que le son fieles permanecerán junto a él en el amor.
Porque la gracia y la misericordia son para sus elegidos.
3:10 Pero los impíos tendrán un castigo conforme a sus razonamientos,
porque desdeñaron al justo y se apartaron del Señor.
3:11 El que desprecia la sabiduría y la enseñanza es un desdichado:
¡vana es su esperanza,
inútiles sus esfuerzos,
infructuosas sus obras!
3:12 ¡Sus mujeres son insensatas,
sus hijos perversos
y su descendencia maldita!

La verdadera fecundidad
3:13 ¡Feliz, en cambio, la mujer estéril que no se ha manchado,
la que no tuvo relaciones ilícitas!
Ella dará frutos cuando Dios visite las almas.
3:14 Feliz también el eunuco que no cometió ninguna iniquidad
ni tuvo pensamientos perversos contra el Señor.
Por su fidelidad se le dará una gracia especial,
una herencia muy deseable en el Templo del Señor.
3:15 Porque es glorioso el fruto de los trabajos honestos,
e indefectible la raíz de la Sabiduría.
3:16 Pero los hijos de los adúlteros no llegarán a su madurez
y la descendencia de una unión ilegítima desaparecerá.
3:17 Aunque vivan mucho tiempo, serán tenidos por nada,
y al fin su vejez será deshonrosa;
3:18 si mueren pronto, no tendrán esperanza
ni consuelo en el día del Discernimiento,
3:19 porque es penoso el fin de una raza injusta.


CAPÍTULO 4

4:1 Es mejor no tener hijos y poseer la virtud, porque ella deja un recuerdo inmortal,
ya que es reconocida por Dios y por los hombres.
4:2 Cuando está presente, se la imita,
cuando está ausente, se la echa de menos;
en la eternidad, triunfa ceñida de una corona,
vencedora en una lucha por premios intachables.
4:3 En cambio, la numerosa descendencia de los impíos no servirá de nada:
nacida de brotes bastardos, no echará raíces profundas
ni se establecerá sobre un suelo firme.
4:4 Aunque por un tiempo crezcan sus ramas,
al no estar bien arraigada, será sacudida por el viento
y arrancada de raíz por la violencia del vendaval;
4:5 sus ramas serán quebradas cuándo todavía estén tiernas,
sus frutos serán inservibles:
no estarán maduros para ser comidos
ni prestarán ninguna utilidad.
4:6 Porque los hijos nacidos de uniones culpables
atestiguan contra la maldad de sus padres, cuando se los examina.

El fin prematuro del justo
4:7 El justo, aunque tenga un fin prematuro, gozará del reposo.
4:8 La vejez honorable no consiste en vivir mucho tiempo
ni se mide por el número de años:
4:9 los cabellos blancos del hombre son la prudencia,
y la edad madura, una vida intachable.
4:10 Porque se hizo agradable a Dios, el justo fue amado por él,
y como vivía entre los pecadores, fue trasladado de este mundo.
4:11 Fue arrebatado para que la maldad no pervirtiera su inteligencia
ni el engaño sedujera su alma.
4:12 Porque el atractivo del mal oscurece el bien
y el torbellino de la pasión altera una mente sin malicia.
4:13 Llegado a la perfección en poco tiempo,
alcanzó la plenitud de una larga vida.
4:14 Su alma era agradable al Señor,
por eso, él se apresuró a sacarlo de en medio de la maldad.
La gente ve esto y no lo comprende;
ni siquiera se les pasa por la mente
4:15 que los elegidos del Señor encuentran gracia y misericordia,
y que él interviene en favor de sus santos.
4:16 El justo que muere condena a los impíos que viven,
y una juventud que alcanza pronto la perfección
reprueba la larga vejez del injusto.
4:17 Ellos verán el fin del sabio,
pero no comprenderán los designios del Señor sobre él
ni porque lo ha puesto en lugar seguro;
4:18 lo verán y sentirán desprecio,
pero el Señor se reirá de ellos.
4:19 Después se convertirán en un cadáver infame,
objeto de oprobio eterno entre los muertos.
El Señor los precipitará de cabeza, sin que puedan hablar,
los arrancará de sus cimientos,
y serán completamente exterminados:
quedarán sumidos en el dolor,
y desaparecerá hasta su recuerdo.

El desconcierto de los impíos en el Juicio
4:20 Cuando se haga el recuento de sus pecados, llegarán atemorizados,
y sus iniquidades se levantarán contra ellos para acusarlos.


CAPÍTULO 5

5:1 Entonces el justo se mantendrá de pie, completamente seguro frente a aquellos que lo oprimieron
y despreciaron sus padecimientos.
5:2 Ellos, al verlo, serán presa de un terrible temor
y quedarán desconcertados por lo imprevisto de su salvación.
5:3 Llenos de remordimiento y lanzando gemidos,
se dirán unos a otros, con el espíritu angustiado:
5:4 "Este es el que antes poníamos en ridículo
y convertíamos en objeto de escarnio.
¡Insensatos de nosotros! Su vida nos parecía una locura
y su fin una ignominia.
5:5 ¿Cómo ha sido incluido entre los hijos de Dios
y participa de la herencia de los santos?
5:6 ¡Qué lejos nos apartamos del camino de la verdad!
La luz de la justicia nunca nos ha iluminado
ni el sol ha salido para nosotros.
5:7 Nos hemos hartado de los senderos del mal y la perdición,
hemos atravesado desiertos sin caminos,
¡pero no hemos conocido el camino del Señor!
5:8 ¿De qué nos sirvió nuestra arrogancia?
¿De qué nos valió jactarnos de las riquezas?
5:9 Todo eso se desvaneció como una sombra,
como una noticia fugaz;
5:10 como una nave que surca el mar agitado,
sin que pueda descubrirse la huella de su paso
ni la estela de su quilla entre las olas;
5:11 o como un pájaro que vuela por el aire
sin dejar rastros de su trayecto:
él golpea la brisa con el látigo de sus plumas
y la corta con un agudo silbido,
se abre camino batiendo las alas
y después no queda ni una señal de su paso;
5:12 o como una flecha arrojada hacia el blanco:
el aire desplazado vuelve en seguida a su lugar,
y se ignora el camino que ella siguió.
5:13 Así también nosotros, desaparecimos apenas nacidos
y no tenemos para mostrar ninguna señal de virtud,
porque nos hemos consumido en nuestra maldad".
5:14 Sí, la esperanza del impío es como brizna llevada por el viento,
como espuma ligera arrastrada por el huracán:
ella se disipa como el humo por el viento,
se desvanece como el recuerdo del huésped de un día.

El porvenir glorioso de los justos
5:15 Pero los justos viven para siempre;
su recompensa está en el Señor
y el Altísimo se preocupa de ellos.
5:16 Por eso, recibirán la espléndida realeza
y la hermosa diadema de las manos del Señor;
porque él los protegerá con su mano derecha
y los defenderá con su brazo.
5:17 Tomará su celo por armadura
y armará a la creación para vengarse de sus enemigos;
5:18 vestirá como coraza la justicia,
ceñirá como casco un juicio inapelable;
5:19 tomará como escudo su santidad invencible,
5:20 afilará como una espada su ira inexorable,
y el universo luchará a su lado contra los insensatos.
5:21 Los rayos partirán como disparos certeros:
de las nubes, como de un arco bien tenso,
volarán hacia el blanco;
5:22 una ballesta arrojará una furiosa granizada,
las olas del mar se encresparán contra ellos
y los ríos los sumergirán sin piedad;
5:23 un viento impetuoso se levantará contra ellos
y los aventará como un huracán.
Así la iniquidad devastará toda la tierra
y la maldad derribará los tronos de los poderosos.

http://www.vicariadepastoral.org.mx/sagrada_escritura/biblia/antiguo_testamento/45_sabiduria_01.htm

Sabiduría 5

Sabiduría 5:1-23

Entonces el justo estará de pie con gran seguridad frente a quienes le causaron sufrimientos y despreciaron sus esfuerzos. Al verlo temblarán de miedo, y quedarán desconcertados ante su inesperada salvación. Con el espíritu lleno de angustia y arrepentidos, se dirán: «Éste es el que antes poníamos en ridículo y hacíamos objeto de nuestra burla. Necios nosotros, que tuvimos su vida por locura y consideramos su final una deshonra. Ahora ha sido incluido entre los hijos de Dios, y comparte la suerte de los santos. Nosotros nos extraviamos del camino de la verdad, la luz de la justicia no nos alumbró, y el sol no salió para nosotros. Anduvimos por caminos de maldad y de perdición, atravesamos desiertos sin senderos y no quisimos seguir el camino del Señor. ¿De qué nos ha servido nuestro orgullo? ¿Qué hemos sacado de las riquezas en las que habíamos puesto nuestra confianza? Todo eso pasó como una sombra, como un rumor fugaz; como barco que navega por aguas agitadas, que no deja huella perceptible, ni señales de su paso entre las olas. O como ave que con su vuelo cruza por los aires, sin dejar huella alguna de su paso: azota la brisa leve con su aleteo, corta el aire con un agudo silbido, y se abre camino agitando sus alas, sin que después quede rastro de su paso. O como una flecha lanzada hacia el blanco, cuyo surco en el aire inmediatamente se cierra, haciendo irreconocible su camino. Así nosotros: apenas nacidos, desaparecemos sin dejar rastro de alguna virtud que poder mostrar; nos consumimos por nuestra propia maldad». Sí, la esperanza del impío es como brizna llevada por el viento, como espuma ligera a merced del huracán, como humo que disipa el viento, como el recuerdo pasajero del huésped de una noche. Pero los justos viven para siempre, el Señor los recompensará y el Altísimo cuidará de ellos. Por eso conseguirán la corona espléndida de la gloria y una hermosa diadema de parte del Señor. Porque con su mano él los protegerá, y con su brazo los defenderá. Tomará su celo como armadura, y será la creación su arma para castigar a sus enemigos. Como coraza se pondrá la justicia, y el juicio sincero como casco; como defensa tomará su santidad invencible; afilará como espada su ira incontenible, y el universo luchará junto a él contra los necios. Los rayos partirán como flechas certeras desde las nubes, como de un arco bien tensado, volarán hacia el blanco; una catapulta lanzará una furiosa granizada. Las aguas del mar se embravecerán contra ellos, y los ríos los inundarán sin piedad. Un viento poderoso embestirá contra ellos, y los barrerá como un huracán. Y así la iniquidad invadirá la tierra entera, y la maldad derribará los tronos de los poderosos.

http://www.bible.is/SPNBDA/Wis/5

ECLESIÁSTICO

CAPÍTULO 11

No fiarse de las apariencias
11:1 La sabiduría del humilde le hace erguir la frente, y lo hace sentar en medio de los poderosos.
11:2 No alabes a un hombre por su buena presencia ni desprecies a nadie por su aspecto.
11:3 La abeja es pequeña entre los animales que vuelan, pero lo que produce es más dulce que todo.
11:4 No te gloríes de la ropa que te cubre ni te enorgullezcas en los días de gloria, porque las obras del Señor son admirables y están ocultas a los ojos de los hombres.
11:5 Muchos tiranos se sentaron en el suelo y el que menos lo pensaba se ciñó la diadema.
11:6 Muchos potentados se hundieron en el deshonor
y hombres ilustres cayeron en manos de otros.

La prudencia y la reserva
11:7 No censures antes de averiguar: reflexiona primero, y luego reprocha.
11:8 No respondas antes de escuchar y no interrumpas cuando otro habla.
11:9 No discutas sobre lo que no te corresponde ni te entrometas en las disputas de los pecadores.

La moderación en las ambiciones
11:10 Hijo mío, no pretendas hacer demasiadas cosas: si lo haces, no quedarás libre de culpa. Si pretendes demasiado, no lo alcanzarás y aunque quieras huir, no escaparás.
11:11 Hay quien se esfuerza, se fatiga y se apura, y tanto más desprovisto se ve.
11:12 Otro es débil, necesitado de ayuda, falto de fuerza y lleno de privaciones; pero el Señor lo mira con bondad y lo levanta de su humillación;
11:13 el Señor le hace erguir la frente y muchos quedan maravillados a causa de él.

La confianza en Dios
11:14 Bienes y males, vida y muerte, pobreza y riqueza vienen del Señor.
11:17 el don del Señor permanece con los buenos y su benevolencia les asegura el éxito para siempre.
11:18 Un hombre se enriquece a fuerza de empeño y ahorro, ¿y qué recompensa le toca?
11:19 Cuando dice: "Ya puedo descansar, ahora voy a disfrutar de mis bienes", él no sabe cuánto tiempo pasará hasta que muera y deje sus bienes a otros.
11:20 Sé fiel a tu obligación, entrégate a ella, y envejece en tu oficio.
11:21 No admires las obras del pecador: confía en el Señor y persevera en tu trabajo, porque es cosa fácil a los ojos del Señor enriquecer de un solo golpe al indigente.
11:22 La bendición del Señor es la recompensa de los buenos, y en un instante él hace florecer su bendición.
11:23 No digas: "¿Qué me hace falta? ¿Qué bienes puedo esperar todavía?"
11:24 No digas: "Ya tengo bastante; ¿qué males pueden sobrevenirme aún?"
11:25 En los días buenos se olvidan los malos, y en los malos, se olvidan los buenos.
11:26 Porque es fácil para el Señor, en el día de la muerte, retribuir a cada hombre según su conducta.
11:27 Una hora de infortunio hace olvidar la dicha, y las obras de un hombre se revelan al fin de su vida.
11:28 No proclames feliz a nadie antes que llegue su fin, porque sólo al final se conoce bien a un hombre.

La precaución en la práctica de la hospitalidad
11:29 No hagas entrar a cualquiera en tu casa, porque el falso tiende muchas emboscadas.
11:30 El corazón del soberbio es como una carnada, igual que un espía, espera que des un mal paso.
11:31 Está al acecho para deformar el bien en mal y es capaz de manchar las cosas más limpias.
11:32 Una chispa enciende muchos carbones y el pecador tiende emboscadas sangrientas.
11:33 Cuídate del malhechor, porque él engendra maldades, no sea que te deje manchado para siempre.
11:34 Alberga a un extraño, y te traerá complicaciones, y hará de ti un extraño para tus propios parientes.


CAPÍTULO 12

La precaución en la práctica del bien
12:1 Si haces el bien, mira a quién lo haces, y te darán las gracias por tus beneficios.
12:2 Haz el bien al hombre bueno, y tendrás tu recompensa, si no de él, ciertamente del Altísimo.
12:3 No recibe bienes el que persiste en el mal y el que no agradece la limosna.
12:4 Da al hombre bueno, pero no ayudes al pecador.
12:5 Sé bueno con el humilde, pero no des el impío: rehúsale su pan, no se lo des, no sea que así llegue a dominarte, y entonces recibirás un doble mal por todo el bien que le hayas hecho.
12:6 Porque también el Altísimo detesta a los pecadores y dará su merecido a los impíos.
12:7 Da al hombre bueno, pero no ayudes al pecador.

Los falsos amigos
12:8 No es en las buenas cuando se conoce al amigo, ni en las malas se oculta el enemigo.
12:9 En las buenas, los enemigos se entristecen, y en las malas, hasta el amigo se aleja.
12:10 Nunca te fíes de tu enemigo, porque la maldad lo corroe como la herrumbre al metal:
12:11 aunque se haga el humilde y camine encorvado, ten mucho cuidado y está alerta contra él; trátalo como quien pule un espejo, a ver si la herrumbre no terminó de corroerlo.
12:12 No lo pongas junto a ti, no sea que te derribe para ocupar tu puesto; no lo hagas sentar a tu derecha, no sea que pretenda tu mismo sitial, y al fin comprendas mis palabras y sientas pesar al recordarlas.
12:13 ¿Quién compadece al encantador mordido por la serpiente o al domador de animales salvajes?
12:14 Lo mismo pasa con el que se acerca a un pecador y se entremezcla en sus pecados.
12:15 Él permanecerá una hora contigo, pero si vacilas, no te dará una mano.
12:16 El enemigo tiene miel en los labios, pero por dentro piensa cómo arrojarte en la fosa. El enemigo tiene lágrimas en los ojos, pero, llegada la ocasión, no habrá sangre que lo sacie.
12:17 Si te pasa algo malo, lo encontrarás allí antes que a ti mismo; simulando ayudarte, te hará una zancadilla:
12:18 moverá la cabeza y aplaudirá, hablará entre dientes y pondrá otra cara.


CAPÍTULO 13

La prudencia en el trato con los poderosos
13:1 El que toca el betún se queda manchado, y el que trata con el orgulloso se vuelve igual a él.
13:2 No levantes una carga demasiado pesada, ni trates con uno más fuerte y más rico que tú: ¿puede el vaso de arcilla juntarse con la olla? Esta lo golpeará y aquel se romperá.
13:3 El rico agravia, y encima se envalentona; el pobre es agraviado, y encima pide disculpas.
13:4 Mientras le seas útil, te explotará, pero si no tienes nada, te abandonará.
13:5 Si posees algo, vivirá contigo y te despojará sin lástima.
13:6 Cuando te necesite, tratará de engañarte, te sonreirá y te dará esperanzas; te dirigirá hermosas palabras y te preguntará: "¿Qué te hace falta?"
13:7 Te comprometerá con sus festejos hasta despojarte dos y tres veces, y al final se burlará de ti; después, cuando te vez, pasará de largo y meneará la cabeza delante de ti.
13:8 Presta atención, para no dejarte engañar ni ser humillado por tu insensatez.
13:9 Cuando te invite un poderoso, quédate a distancia, y te invitará con más insistencia.
13:10 No te precipites, para no ser rechazado, ni te quedes muy lejos, para no ser olvidado.
13:11 No pretendas hablarle de igual a igual ni te fíes si conversa demasiado: él te pone a prueba con su locuacidad y te examina entre risa y risa.
13:12 El que no se modera al hablar, es un despiadado, y no te ahorrará ni los golpes ni las cadenas.
13:13 Observa bien y presta mucha atención, porque estás caminando al borde de tu ruina.
13:15 Todo animal quiere a su semejante y todo hombre, al de su misma condición;
13:16 todo ser viviente se une a los de su especie y el hombre, a uno semejante a él.
13:17 ¿Qué tienen de común el lobo y el cordero? Así pasa con el pecador y el hombre bueno.
13:18 ¿Qué paz puede haber entre la hiena y el perro?¿Y qué paz entre el rico y el pobre?
13:19 Los asnos salvajes en el desierto son presa de los leones: así los pobres son pasto de los ricos.
13:20 La humillación es abominable para el soberbio: así el rico abomina del pobre.
13:21 Cuando un rico da un mal paso, sus amigos lo sostienen; cuando un pobre cae, sus amigos lo rechazan.
13:22 Si un rico resbala, muchos corren en su ayuda; dice cosas irrepetibles, y le dan la razón. Resbala el humilde, y lo critican; se expresa con sensatez, y nadie le hace caso.
13:23 Si el rico habla, todos se callan y ponen sus palabras por las nubes; habla el pobre, y preguntan: "¿Quién es este?", y si tropieza, le dan un empujón.
13:24 Buena es la riqueza, si está libre de pecado, y mala es la pobreza a juicio del impío.
13:25 El corazón de un hombre lo hace cambiar de semblante, tanto para bien como para mal:
13:26 un rostro alegre refleja la dicha del corazón, y la invención de proverbios exige penosas reflexiones.


CAPÍTULO 14

La felicidad del justo
14:1 ¡Feliz el hombre que no ha faltado con su lengua ni es atormentado por el remordimiento!
14:2 ¡Feliz el que no tiene que reprocharse a sí mismo y no ve desvanecerse su esperanza!

La avaricia y la envidia
14:3 ¿De qué le sirve la riqueza al mezquino y para qué tiene el avaro su fortuna?
14:4 El que acumula, privándose de todo, acumula para otros, y otros se darán buena vida con sus bienes.
14:5 El que es malo consigo mismo ¿con quién será bueno? Ni él mismo disfruta de su fortuna.
14:6 No hay nadie peor que el avaro consigo mismo, y ese es el justo pago de su maldad.
14:7 Si hace algún bien, lo hace por descuido, y termina por revelar su malicia.
14:8 Es un malvado el que mira con envidia, el que da vuelta la cara y menosprecia a los demás.
14:9 El ojo del ambicioso no está satisfecho con su parte y la ruindad reseca el alma.
14:10 El miserable mezquina el pan y tiene su mesa siempre vacía.

El gozo moderado de los bienes de la vida
14:11 En la medida de tus recursos, vive bien, hijo mío, y presenta al Señor ofrendas dignas.
14:12 Recuerda que la muerte no tardará y que el decreto del Abismo no te ha sido revelado.
14:13 Antes de morir, haz el bien a tu amigo y dale con largueza, en la medida de tus fuerzas.
14:14 No te prives de un día agradable ni desaproveches tu parte de gozo legítimo.
14:15 ¿Acaso no dejarás a otro el fruto de tus trabajos, y el de tus fatigas, para que lo repartan en herencia?
14:16 Da y recibe, olvida tus preocupaciones, porque no hay que buscar delicias en el Abismo.
14:17 Todo ser viviente envejece como un vestido, porque está en pie la antigua sentencia: "Tienes que morir".
14:18 En el follaje de un árbol tupido, unas hojas caen y otras brotan: así son las generaciones de carne y de sangre, una muere y otra nace.
14:19 Toda obra corruptible desaparece y el que la hizo se irá con ella.

La felicidad del sabio
14:20 ¡Feliz el hombre que se ocupa de la sabiduría y el que razona con inteligencia,
14:21 el que reflexiona sobre los caminos de la sabiduría y penetra en sus secretos!
14:22 Él la sigue como un rastreador y se queda al acecho de sus pasos;
14:23 espía por sus ventanas y escucha atentamente a sus puertas;
14:24 busca albergue cerca de su casa y clava una estaca en sus muros;
14:25 instala su carpa cerca de ella y se alberga en la mejor de las moradas;
14:26 pone a sus hijos bajo el abrigo de ella y vive a la sombra de sus ramas:
14:27 ella lo protege del calor y él habita en su gloria.


CAPÍTULO 15

15:1 El que teme al Señor hace todo esto y el que se aferra a la Ley logrará la sabiduría.
15:2 Ella le saldrá al encuentro como una madre y lo recibirá como una joven esposa,
15:3 lo alimentará con el pan de la inteligencia y le hará beber el agua de la sabiduría.
15:4 Él se apoyará en ella, y no vacilará, se unirá a ella, y no quedará confundido.
15:5 Ella lo exaltará por encima de sus compañeros y le abrirá la boca en medio de la asamblea.
15:6 Él encontrará el gozo y la corona de la alegría y recibirá en herencia un nombre perdurable.
15:7 Nunca la poseerán los que carecen de inteligencia, ni los hombres pecadores la verán jamás.
15:8 Ella se mantiene alejada del orgullo, y los mentirosos no piensan en ella.
15:9 No cabe la alabanza en labios del pecador, porque el Señor no se la envía:
15:10 sin sabiduría no hay alabanza, y es el Señor el que la inspira.

La libertad del hombre
15:11 No digas: "Fue el Señor el que me hizo claudicar", porque él no hace nunca lo que detesta.
15:12 No digas: "El me hizo extraviar",porque él no necesita de un hombre pecador.
15:13 El Señor detesta toda abominación, y nada abominable es amado por los que lo temen.
15:14 Él hizo al hombre en el principio y lo dejó librado a su propio albedrío.
15:15 Si quieres, puedes observar los mandamientos y cumplir fielmente lo que le agrada.
15:16 Él puso ante ti el fuego y el agua: hacia lo que quieras, extenderás tu mano.
15:17 Ante los hombres están la vida y la muerte: a cada uno se le dará lo que prefiera.
15:18 Porque grande es la sabiduría del Señor, él es fuerte y poderoso, y ve todas las cosas.
15:19 Sus ojos están fijos en aquellos que lo temen y él conoce todas las obras del hombre.
15:20 A nadie le ordenó ser impío ni dio a nadie autorización para pecar.

http://www.vicariadepastoral.org.mx/sagrada_escritura/biblia/antiguo_testamento/46_eclesiastico_03.htm

ipw329

Sabiduría 5

Dios Habla Hoy

(1) En aquel día el bueno estará de pie, sin miedo, frente a los que lo hicieron sufrir y despreciaron sus trabajos. (2) Al verlo, se estremecerán de espanto y sorpresa, ya que no esperaban que se hubiera salvado. (3) Dirán entre sí, arrepentidos, gimiendo llenos de dolor:
(4) «Éste es aquel de quien en otro tiempo nos reímos, aquel a quien convertimos en blanco de nuestras burlas. ¡Qué tontos fuimos! Pensamos que su vida era una locura y su muerte una deshonra.
(5) ¡Miren cómo ahora es tenido por hijo de Dios y comparte la herencia de su pueblo santo! (6) ¡Qué lejos anduvimos del camino de la verdad! ¡La luz de la justicia no brilló para nosotros, ni nos iluminó la luz del sol!
(7) Anduvimos por caminos de maldad y perdición, caminando por desiertos sin senderos, y no reconocimos el camino del Señor.
(8) ¿De qué nos sirvió nuestro orgullo? ¿De qué nos valió el presumir de ricos?
(9) Todo eso pasó como una sombra, como palabra que se lleva el viento, (10) como barco que cruza las olas del mar sin que queden huellas de su travesía ni rastro de su quilla entre las olas; (11) como pájaro que vuela por el aire sin dejar señales de su paso: con sus alas azota el aire ligero, con fuerte silbido lo rasga, se abre camino aleteando, y después no quedan rastros de su vuelo; (12) como flecha disparada al blanco: el aire se rasga, y vuelve en seguida a juntarse, sin que se sepa el camino seguido por la flecha. (13) Lo mismo nosotros: a poco de nacer ya dejamos de existir; no hemos dejado ninguna huella de virtud, pues nos hemos consumido en nuestra maldad.»
(14) En realidad, la esperanza del malvado es como paja que arrebata el viento, como espuma ligera que la tempestad arrastra; se desvanece como humo llevado por el viento y pasa como el recuerdo de un viajero que solamente se hospedó una noche.

Los buenos viven eternamente

(15) Los buenos viven eternamente; su recompensa está en las manos del Señor; el Altísimo cuida de ellos. (16) Por lo tanto, recibirán de manos del Señor un reino glorioso y una hermosa corona; él los protegerá con su mano y los defenderá con su brazo. (17) El Señor se vestirá de su ira, como de una armadura, y se armará de la creación, para castigar a sus enemigos; (18) se revestirá de justicia, como de una coraza; se pondrá como casco el juicio sincero, (19) tomará su santidad como escudo impenetrable, (20) afilará como una espada su ira inflexible y el universo combatirá a su lado contra los insensatos. (21) Desde las nubes saldrán certeros relámpagos y rayos, como de un arco bien templado, y volarán hacia el blanco; (22) y con furor saldrá el granizo disparado como piedras. Las olas del mar se embravecerán contra ellos, y los ríos los arrollarán sin compasión; (23) un viento poderoso se levantará y los barrerá como un huracán. Así la iniquidad convertirá toda la tierra en un desierto, y la maldad hará caer los tronos de los poderosos.